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¿Cómo prevenir los problemas de salud y del crecimiento de mis niños y niñas por desnutrición?

Asegúrese de que el niño o niña coma con la debida frecuencia. Además de la leche materna, un niño o niña de 6 a 8 meses debe comer entre dos y tres veces al día, y entre tres y cuatro veces al día a partir de los 9 meses. Es posible que también requiera un refrigerio nutritivo una o dos veces al día; por ejemplo, fruta o pan con pasta de cacahuete. Un niño o niña con retraso del desarrollo o con discapacidad puede necesitar más ayuda y tiempo para comer.

Asegúrese de que el niño o niña recibe suficiente comida. Un niño o niña de 6 a 8 meses de edad debe recibir inicialmente entre dos y tres cucharadas de comida, una cantidad que debe aumentarse gradualmente hasta llegar a media taza de 250 mililitros en cada comida. Entre los 9 y los 12 meses, debe recibir media taza en cada comida. Entre los 12 y los 23 meses, un niño o niña necesita ingerir en cada comida entre tres cuartos de taza y una taza de los mismos alimentos que consume la familia. A partir de los 2 años debe recibir, al menos, una taza completa en cada comida. Si termina de comer y quiere más, se le debe dar más. Si parece que al niño o a la niña le disgusta el sabor de un alimento determinado, se le deben ofrecer otros. También se deben introducir nuevos alimentos gradualmente.

Asegúrese de que las comidas del niño o de la niña tengan suficiente ingredientes energéticos o que contribuyan al crecimiento. Los alimentos que ayudan al crecimiento del niño o de la niña son los fríjoles y otras legumbres, las nueces, la carne, el pescado, los huevos y los productos lácteos. Es crucial que la dieta diaria incluya alimentos de origen animal. Una cantidad moderada de aceite aporta energía a la dieta. El aceite de palma roja y otros aceites comestibles ricos en vitaminas constituyen buenas fuentes de energía. Los alimentos de alta calidad que favorecen el crecimiento son especialmente recomendados para ayudar a que los niños o niñas aumenten de peso y estatura. Los alimentos grasos excesivamente procesados y los refrigerios azucarados son pobres en vitaminas, minerales y otros nutrientes valiosos, y pueden hacer que un niño o niña gane demasiado peso sin que su estatura aumente de manera proporcional.

Tenga especial cuidado de un niño o niña enfermo. Un niño o niña enfermo necesita estímulos para ingerir alimentos con frecuencia y en pequeñas cantidades. También debe tomar leche materna más a menudo. Después de la enfermedad, necesita comer más que antes para recuperar el peso, la energía y nutrientes perdidos. Si un niño o niña se enferma con frecuencia, un trabajador sanitario capacitado debe examinarlo.

Asegúrese de que su niño o niña consuma suficientes alimentos con vitamina A. La leche materna es rica en vitamina A. Otros alimentos que contienen esta vitamina son el hígado, los huevos, los productos lácteos, el aceite de palma roja, las frutas y las hortalizas amarillas y anaranjadas, y las hortalizas de hoja verde. Cuando estos alimentos no se consiguen fácilmente, se deberá administrar al niño un suplemento de vitamina A (en tableta o en jarabe) cada cuatro a seis meses.

Si su niño o niña se está alimentando con un sucedáneo de la leche materna, no se debe utilizar biberón, sino una taza de boca ancha muy bien lavada.

Asegúrese de que la comida se mantenga limpia. Cuando esto no se hace, los niños o niñas enferman con frecuencia. Los alimentos crudos se deben lavar o cocinar con agua limpia de una fuente segura. Los alimentos cocidos deben consumirse sin demora. La comida sobrante se debe almacenar con todas las precauciones y recalentar completamente.

El agua limpia es vital para la salud de los niños o niñas. Debe proceder de una fuente segura y mantenerse limpia almacenándola en recipientes tapados y lavados por fuera y por dentro. El agua salubre puede obtenerse de una fuente entubada que se conserve de forma sistemática, se controle de manera adecuada y se depure con cloro. También es posible obtenerla de una fuente de agua pública, un pozo de sondeo, un pozo excavado y protegido, un manantial protegido y mediante la captación del agua de lluvia. Si el agua se obtiene de arroyos, manantiales desprotegidos, pozos o tanques, debe purificarse. El agua se puede tratar en el hogar hirviéndola, filtrándola, agregándolo cloro o desinfectándola con luz solar, concorde a las instrucciones que suministre un trabajador de la salud calificado o un agente de divulgación.

Asegúrese de que los excrementos se depositen en letrinas o retretes. ¿Acostumbra lavarse las manos con agua y jabón, o con agua y ceniza, después de utilizar la letrina o el retrete? Cuando esto no se hace, los niños o niñas se enferman por diversas causas, entre ellas, los parásitos. En estos casos, los niños o niñas deben ser tratados con medicamentos antiparasitarios por un agente de salud.

¿Permanece solo el niño o niña la mayor parte del tiempo, o al cuidado de un niño de más edad? De ser así, el niño o niña necesitará especial atención y estimulación por parte de los adultos, en especial durante las comidas.